jueves, 1 de octubre de 2009

Estimado amigo,

Un buen día llegue a este mundo. Cuando era aún un prisionero de cuna me dí cuenta de que la vida sería un duro camino. Y la verdad es que hay determinados caminos que no están hechos para ser recorridos en solitario.

Nos conocimos y crecimos juntos. Son ya innumerables las aventuras y los momentos especiales que habitan en mi memoria, y sin embargo, son muy pocos los recuerdos en los que no apareces sonriendo y haciéndome sonreír.

Como esos pequeños afluentes que deciden unirse para formar el majestuoso Amazonas, como las líneas de un pentagrama que permanecen unidas hasta el infinito, como esa cerilla encendida que al acercarse a su hermana apagada hace brotar una estridente explosión, como ese mendigo hambriento que comparte la mitad de su bocadillo con su compañero de banco, como ese par de peces de colores que tratan, incansables, de buscar la salida de la pecera juntos, así es nuestra amistad.

Me apoyaste cuando quise ser cantante de rock, afirmaste que algún día pisaría la luna cuando decidí ser astronauta, calificaste de extraordinario aquel gol que me habías regalado el único día en que mi padre estaba en la grada, me ataste la corbata cuando yo no sabía, soplaste cuando mi barco se hundía para que el viento lo empujara hacia lugares más seguros, viniste a buscarme con una sonrisa en la cara y un par de cervezas al kilómetro mil cien de aquella infernal carretera donde había pinchado una rueda, y sobretodo, aprendiste a quererme. Aprendiste a quererme tal y como soy. Miraste dentro antes de hablar, para poder comprender.

Un amigo es una mano tendida que nunca tiene agujetas, y aún más, es un arquitecto que nunca derriba, un atento oyente que permite hablar solo sin estarlo, un ludópata de casino que siempre apuesta por que las felicidades vayan de la mano y un filósofo que expone su verdad como una hermosa rosa roja de espinas con puntas redondeadas, que no se muerde la lengua pero tampoco da mordiscos. Un amigo es un agradable compañero en el silencio, aquel que calla cuando todos hablan y habla cuando todos callan, pero no grita, porque las buenas intenciones nunca necesitan demasiado volumen. Un amigo...

Muchos creen en dioses, otros adoran el dinero, las casas bonitas y los barcos de mástiles poderosos, los hay que no creen en nada e incluso algunos que únicamente pueden creer en ellos mismos.
Yo, amigo mío, creo en ti.

2 comentarios:

  1. Acabo de encontrar tu blog y voy a intentar devorarlo en breves. De momento lo que he leído es impresionante.

    Me ha encantado el final:

    "Muchos creen en dioses, otros adoran el dinero, las casas bonitas y los barcos de mástiles poderosos, los hay que no creen en nada e incluso algunos que únicamente pueden creer en ellos mismos.
    Yo, amigo mío, creo en ti."

    Me lo guardo para la posteridad.

    Suerte en tu aventura por el mundo, prometo leerte.

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  2. La familia no es algo que se imponga en su totalidad, sino que por suerte a parte de ella la vas encontrando en el camino. Gracias por ser el hermano que nunca tuve. Marcos

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